>> Los domingos se celebraban bailes en un salón, normalmente con gramola y, en las fiestas, con el acompañamiento de alguna orquesta, al que acudía la juventud. En las fiestas la asistencia era también de los jóvenes de los pueblos vecinos. Salvo en las fiestas, concluía antes de medianoche.
>> En cuanto a los noviazgos, solían llevarse a cabo "a la luz del día", y pocos eran los que fracasaban, ya que el mismo hecho del noviazgo suponía, prácticamente, un compromiso de boda. Del control del respeto y buena reputación de la novia se encargaban sus hermanos o primos. Concluían con la clásica pedida de manos de la novia por los padres del novio y la boda solemne.
>> Cuando alguno de los desposados era viudo o mayor, acostumbraba a darse "la cencerrada", consistente en dar la tabarra en su vivienda a base de cencerros u otros elementos sonoros las vísperas de la boda. Cuando el desposado era forastero, se le cobraba "el piso", especie de "impuesto" por llevarse a una chica del pueblo, y que consistía en una cantidad de dinero -en ella se valoraba la consideración de la novia- que entregaba, normalmente a los quintos del año, los que la empleaban en organizar una pequeña juerga a la salud de los novios.